8 ago. 2008

"Esta noche dormiré contigo"


ELZR, cuando nos conocimos me impactó la fuerte relación que tenías con tu prima, la cual trajiste a nuestra primera cita. Y fíjate, casi ni nos conocimos por culpa de mi empleada que no sabía que a veces me da por usar mi segundo nombre. Felizmente el destino que es un alcahuete hizo que tu fuerza de voluntad se presentara como la heroína de la noche.


Cuando te vi por primera vez junto a tu prima, me parecieron tan extraños e interesantes que me sentí demasiado común y silvestre. Mientras tu prima se zambuía en mi música, yo intentaba ser el mismo personaje mundano, interesante y con sentido del humor que suelo exacerbar en mis representaciones vía msn. Craso error. Días después me dijiste que te había parecido demasiado petulante, pero no por ello menos interesante.


Hablamos casi por tres horas, que a mi me parecieron 5 minutos, pues todo se resumía a que eras un amante de la poesía pero odiabas a los poetas, casi tanto como yo. Y tu prima era una lesbiana amante de la marihuana y de las chicas lacias. Mientras que yo era un díscolo arrogante y divertido. Ahora que lo veo, nuestras marcadas diferencias hacían que nuestra mezcla resultara demasiado excitante.


Tu prima insistía en irse, y yo sabía que no querías hacerlo, pero no me atreví a detenerte. Nos despedimos con la promesa de vernos pronto.


Cerré la puerta y me fui corriendo a la PC a poner música para pensar en ti, en tu barbita coqueta, en tus ojos audaces, y en lo dulce de tu voz. Justo en medio de eso te conectaste al msn y cambiaste tu nick de “absolut dangerous” a “esta noche dormiré contigo”. Me sorprendió porque me habías comentado lo mucho que odiabas a quienes ventilaban sus emociones en sus nicks del msn, como si fuera un diario amarillista.
ELZR: hola
eMe: hola, ke tal?
ELZR: bien, muy bien diría yo. Me gustó conocerte, talentoso sr. eMe.
Eme: a mi tbn, sr. Peligro
ELZR: en serio?
eMe: si, es muy en serio
ELZR: ya lo se.
eMe: jajaja ke vanidoso.
ELZR: si, un poko. Pero tú me ganas…
eMe: ya lo creo.
ELZR: no te has dado cuenta???
eMe: de que?? De que me tenía que dar cuenta?
ELZR: de que cambié mi nick… el que te gusta.
eMe: si, lo noté.
ELZR: y no me vas a decir nada, o aunque sea criticarme por haberlo hecho??
eMe: no, en realidad tengo un poco de pereza para hacerte ver que eres un veleidoso, jajaja
ELZR: bueno, que perezoso! Veo que no entendiste…
eMe: entender qué?
ELZR: que quiero pasar la noche contigo.
eMe: :O en serio?
ELZR: tengo algún motivo para mentirte???
eMe: creo que no.
ELZR: entonces…
Eme: entonces qué?
ELZR: entonces que vas a decir…
eMe: que yo también quiero pasar la noche contigo.
ELZR: en serio? Pensé que me ibas a mandar a volar…
eMe: jajajaja porqué a volar, acaso tienes complejo de murciélago?
ELZR: jajajaja, si, algo, soy medio draculín, me gusta morder los cuellos de algunos jóvenes.
eMe: ah, mira que coincidencia, a mí tbn.
ELZR: perfecto!!! Ves que en el fondo tenemos mucho en común.
eMe: eso creo, draculín.
ELZR: entonces?
eMe: entonces… me gustaste mucho.
ELZR: tu también. Puedo ir a verte ahorita?? Ya sin mi prima??
eMe: uhmmm. Creo que sí, no hay problema.
ELZR: y podemos pasar la noche juntos?
eMe: ya vemos, pues.
ELZR: ya, en 10 minutos estoy en tu casa.
eMe: cool!

Pasaron diez minutos en los que tuve que correr entre cambiarme de ropa, cepillarme los dientes, disimular el desorden y arreglarme un poco. Llegaste y estabas recontra abrigado, no se porqué si aún el verano no terminaba. Nos saludamos y te hice pasar. Te sentaste como el niño más bueno del mundo y yo te quedé mirando como diciéndote: y ahora qué hacemos? Me acosté en el mueble, frente a ti. Conversamos, y en realidad me moría de ganas de callarte con un beso, pero me contuve no se porqué cojuda razón. Y luego me preguntaste si sabía porque habías vuelto. Yo dije que no sabía. Te acercaste, te sentaste junto a mí y me dijiste: volví por ti, porque me gustas demasiado para explicarlo. Tragué saliva, te miré, y me incorporé como un resorte en busca de tus labios, pero un beso tuyo me halló en mitad del camino y me salvó de algún ataque de nervios.


Nos besamos casi dos horas más, que no fueron suficientes, ni serán suficientes para decir cuanto me gustó abrazarte y rodar por el piso de la sala.
Cuando nos dimos cuenta ya eran casi las 4:00 am, y nos fuimos a mi cama. Apagué cuidadosamente todas las luces, menos la PC, que aún seguía tocando música para nuestra primera noche. Hicimos el amor, porque yo sentí que en cada embestida, en cada gemido, en el éxtasis de nuestros cuerpos hubo amor recorriendo cada uno de nuestras almas.


Amanecimos casi al mismo tiempo que la ciudad. Con la diferencia que allá afuera nadie sabía que habíamos pasado una noche maravillosa, flotando nuestras almas, entrelazados nuestros cuerpos, vibrando de amor.


No dormimos nada, y te fuiste temprano. Yo me metí a la cama de nuevo, quizá tratando de sentir que a pesar que te hayas ido, te estabas quedando conmigo.




Mr eMe.

23 jul. 2008

Thinks I never told you, ED

Ed, te conocí de casualidad, casi sin proponérmelo. Recuerdo perfectamente hasta cómo vestíamos esa primera vez que hablamos. Han pasado casi 4 años de idas y vueltas, de caprichos, peleas, remordimientos, reconciliaciones, ausentismos, despedidas. Pero sospecho que este es el final. No el que yo esperaba, pero final al fin y al cabo.

Carta que nunca logré enviarte.

" No puedo dormir. Me acabas de abandonar y tengo ganas de ir tras de ti. Y me las aguanto. Quizá porque en el fondo se que me lo merezco. Por creer que soy mejor que ayer, por creer que sigues siendo el mismo y que nuestro amor es algo mágico a pesar de todo lo que nos ha pasado. Casi sin querer descubro que he cometido un nuevo error… y quiero odiarte con todas mis fuerzas, pero esta pastilla que acabo de tomar va haciendo efecto, y ya no tengo fuerzas para odiarte, ni siquiera para amarte. Y todo sería tan fácil si así pasara todos los días: tomar una pastilla para adormilar mi decepción.

Despierto al día siguiente y me conecto al msn, a ver si me hablas. Mi orgullo me obliga a no hablarte, y al parecer tu orgullo dicta las mismas órdenes que el mío. No se en qué momento cambiamos los roles… cuándo fue que te hiciste más orgulloso que yo, y en que momento me volví tan vulnerable como tú. O es que siempre fue así, y hoy todo parece un eterno descubrir.

Han pasado muchas horas, días y no sé nada de ti. Desquiciadamente he tratado de no recordarte. Muchas veces lo he conseguido, quizá con mayor o menor esfuerzo. Se supone que debería tener una receta, o alguna fórmula que resulte en cada uno de nuestros tropiezos. Pero quizá la dosis tenga que ser mayor cada vez. Porque a pesar de que siempre logro recuperarme, termino cayendo en el mismo círculo vicioso de amarte hasta las lágrimas, y saber que a ti te pasa lo mismo para sentir que a pesar de todo mi único remedio son tus abrazos.

Definitivamente he decidido dar vuelta a la página. Eso quiero creer. Prefiero eso a terminar destruyendo todo lo bueno que despiertas en mí. Quiero creer que a pesar de todo, ha valido la pena. Y al final de todo no disfrazar una falsa sonrisa para quedar perfectos en la fotografía de nuestros recuerdos.

Sin querer me he desvelado tratando de escribir algo que te conmueva, para que sepas que aún y con todo tendría los brazos abiertos esperándote. Pero cada minuto que ha pasado me he ido cansando. Cada vez ha sido peor. Lamento ser como soy, aquí y ahora; y no ser perfecto para ti. Lamento más que seas tan diferente a mí, y podría decir un poco distante de cómo yo idealizaría la perfección. Alguna vez fue precisamente eso lo que me hizo huir de ti. Y mira, ahora todo es al revés, casi como una maldita revancha del destino que me abofetea por ser tan idealista.

Miro hacia atrás y sonrío por cada palabra que te he dicho. Recuerdo mi reflejo en tu mirada, y me regocijo con la nostalgia abrazando un poco de felicidad.
Es demasiado tarde, quizá siempre lo haya sido. Para nosotros, y también ahora. Creo que es tiempo de amanecer. Adiós."
Mr.eMe

15 may. 2008

Ronald in Wonderland - 2da parte

Acabado el larguísimo beso y ya con los ojos abiertos estiré mi mano y le dije: Hola, soy eMe, un gusto. Y sonreí, sin echar mano de alguna frase graciosa que no delate mis nervios. Él guardó silencio, me miró, se rió y apretó mi diplomática mano; todo en el mismo segundo. Y dijo: yo soy Ronald.

Mientras, la música seguía estridente, frenética; casi como si no le importara lo que sucediera en las almas de todos aquellos advenedizos discotequeros.

Sonreí nuevamente, aún recostado contra la pared lateral del baño. Ronald me abrazó tan fuerte que sentí que en cualquier momento nuestros cuerpos se fundirían en uno solo ni bien nos rozara alguna de esas luces de colores, como si de un hechizo se tratara.

Hablamos un par de tarugadas, sacando información básica de cada uno. Creo que más fueron las ganas de no sentirnos demasiado insustanciales por haber ligado con un perfecto desconocido, que el profundo interés en la vida del otro.

Vamos a sentarnos, dijo él. Y yo acepté encantado. Nos fuimos hacia la parte más discreta, por no decir oscura, del antro. Vale decir que a pesar de estar oscuro, había tanta gente que lo de la discreción es solo un eufemismo. Nos sentamos, y sin tiempo para hablar más, nos adentramos en los labios del otro, en un beso que hubiera sonrojado a cualquier actor porno de BelAmi.

Tenía ganas de bailar, quizá por esa mezcla de alcohol y lujuria que recorría mis venas, mis arterias y hasta mis pensamientos. Saqué a bailar a Ronald, pero en la pista de bailes nos lanzaron una cachetada con el cambio de ritmo. Igual Ronald era demasiado malo bailando, que me enternecí al verlo y lo abracé. Nos besamos y dejamos de bailar. Me sentí dentro de una burbuja multicolor en ese instante.

Regresamos a sentarnos, tras nuestro fiasco en la pista de baile. Seguimos hablando y luego yo deslicé la idea de irnos de ese antro, a estar más en "privado". Sí, como no. O sea, la traducción de esa frase es: vamos a follar? Ronald no lo dudó, y aceptó. Sonreí por dentro, mis instintos casi nunca fallan.
Salimos del antro, fuimos a un motel. Entramos a la habitación. Yo, a pesar de todo, estaba un poco nervioso. Ronald, parecía estarlo más. Nos recostamos en la cama, conversamos un rato más, estabamos riéndonos como buenos amigos. Luego Ronald me quedó mirando, me intimidó su mirada penetrante, como si estuviera de tratar de conocer mis entrañas, así que me acerqué a su rostro y lo besé. Él me abrazó. Y luego nada importó, no paramos hasta desfallecer de placer, de entregarnos mutuamente, de comernos las almas, devorándonos con ansias locas de no amanecer nunca.

Pero amaneció, y salimos del motel. Caminamos juntos en medio de la neblina. Lo miré y estuve tentado a besarlo allí en medio de la calle, pero me contuve. Intercambiamos celulares, casi como para corroborar que no todo había sido una vanalidad.

Paré un taxi, y le dí la mano a Ronald, él me dijo: me llamarás mañana? y yo le dije: mañana es hoy. Subí al taxi sin darle chance de responder y con una enorme sonrisa. El taxi avanzó unas cuadras y mi celular sonó. Era un mensaje de Ronald: Esperaré por tí. Hoy, y mañana también.





Mr. eMe