17 nov. 2008

Get the party started!


Llegó el sábado por la noche. Estaba en casa metido en el MSN en señal de alerta a ver qué pasaba. Parecía que nadie iría de antro.
Esperaba que algún feliz conocido se conectara al Msn, y nada. Ya iban a ser las 8 y ningún plan. Así que como quien no quiere la cosa, decidí que la mejor opción era irme al cumple de Jhon, un amigay que he hecho recientemente por el chat. Total, gente nueva, un sábado sin exposición en el antro: que chucha - pensé-; a por la fiesta!!
En realidad no me demoré nada para estar listo. Decidí optar por el preppy-style que para las primeras impresiones siempre es una de las más acertadas. Igual, así, dieron las 11, tomé un taxi y me fui. Llegué a la casa.


A primera mano parecía que no había nada en esa casa, no se oía ni música, ni muchas luces, ni nada. Toqué el timbre, me entró un rictus, pero me sobrepuse. Salió una chica pésimamente maquillada y me miró medio impresionada pero sublime, también. Trás ella salió corriendo Jhon, en claras vistas de afectación de vedette alcoholizada. Puse mi mejor sonrisa, total, así siempre es mejor.

Le di la botella de vino que compré a Jhon, y me hizo pasar a la terraza, donde realmente estaba la fiesta y, Dios, qué fiesta. Habrían cerca de 40 gays jóvenes, y unas cuantas chicas más. Reconocí algunas caras de la Universidad, y sonreí cómplicemente. Justo sonaba Barbie Girl, y tuve que tragarme mi risita afectada y disforzada para no perder la sobriedad.

Fui caminando hasta la barra de la terraza, dejé mi botella de vino cerca de las bebidas donde Jhon me había indicado colocarla.A todo esto Jhon había desaparecido, perdido entre un grupo de párbulos sobre-excitados que se esmeraban en sacarle el polo a uno de los más tímidos de la fiesta. Cogí una lata de cerveza, esto se ponía divertido.

Dos horas después, muchas latas de cerveza después, la fiesta se tornaba hiper-diver. yo seguía conversando con la chica que se me acercó. Su nombre era Luisa, tenía 20, y era prima de un chiquito lindo que andaba perdido por la casa desde hacía una hora, cosa que nos parecía graciosísima y súper audaz. Hasta le estaba envidiando.

Había bailado con Luisa, y de pronto me dejó solo. No conocía a nadie más que a Jhon en la casa, que para esto andaba desde hace rato cumpliendo uno de los castigos de la botella-borracha, y parece que mucho castigo no era, porque estaba feliz agarrando con Miguel, otro amigo del chat. Que pequeño parece el ciberespacio!!

Caminé un rato por la casa, y me senté por las escaleras del living. Y volvi a ver al chiquito con el que me tropecé hacía rato en el baño de la terraza. Me pareció mucho más lindo con la luz amarilla del living. Y más tierno. Y más niño. Y, claro, me gustó, y le sonreí. Y él se río y me dijo:
- te has mojado...
- Perdón?...( cara de no oír nada y sorpresa )
- que te has mojado el pantalón. se te acaba de vacear la chela...
- ohhh (mirando mi jean mojado por la cerveza y mi estúpido flirteo con ese niño)
- jajajaja
Me levanté, y le sonreí de nuevo. Me di cuenta que yo era más alto que ese niño.
- Hola, cómo te llamas.
- Ricky, y tu...
- eMe, un gusto.
- eres amigo de fernando? o de jhon ?
- de jhon.

Conversamos un rato más. Supe que tenía 20, aunque pareciera de 17, que no era de mi ciudad, sino de la capital, y que había venido a trabajar con su tío. Y que vivía solo. Me lo contó todo despacio y dulcemente, como si su conversación fuera un arrullo. Fuimos a la terraza por cerveza. Todos bailaban frenéticamente Vogue, entre deliciosas coreografías homoeróticas y gestos de pornstar.

Regresamos al living, y en las escaleras a media luz, lo besé. Y Ricky me besó con una fuerza inusitada que me remeció y me excitó.

En el segundo piso se montaron una fiesta privada en uno de los cuartos. Como es de imaginarse, la ecalera se puso imposible. Ricky y yo tuvimos que movernos de allí. Ibámos a ir a la sala que estaba prácticamente a oscuras, pero alguien salió del baño del living y nos cortó la viada, pero nos dejó una mejor idea: el baño!!!!

Nos miramos, y nos metimos al baño. Apagué la luz mecánicamente y lo apreté fortísimo. Necesitaba la electricidad de sus labios, y lo besé, en la oscuridad, con el estruendo allá afuera. Y lo abracé y él me apretó, y parecía que ibamos a explotar en cualquier momento. Demonios, cómo me gustaba ese chiquito.

Hicimos el amor en el baño, y al final no fue tan hardcore, sino más bien sweet. Con un chico que tiene cara de niño inocente uno no puede ponerse tan porno, pues. Salimos tratando de no ser vistos del baño, él me tomó de la mano, y nos fuimos a la salita a media luz. Nos echamos en los muebles, y estuvimos besándonos media hora, solo interrumpiéndo los besos para respirar, decirnos algunas cosas, y abrazarnos. En ese ratito sentí que me podía enamorar de alguien así tan simple. Y como por arte de magia.
- La próxima semana me iré a Lima, eMe.
- pero vas a regresar...
- si, creo que sólo estaré 5 días...
- pero porqué me dices eso...
- no se. se me ocurrió.
- ...
- pero dime algo... yo te gusto?
- porqué me preguntas eso...
- es que yo soy muy sensible... ( casi me mata con esa respuesta )
- claro que me gustas, me gustas mucho. crees que si no me gustaras hubiera pasado todo esto...
- me darás tu mail.
- claro, pero ahorita no te preocupes por eso. no estamos despidiéndonos.
Seguimos besándonos y descansando un rato más. La fiesta, mientras seguía en crescendo. Jhon llegó a la sala y:
- Vaya, acá están los desaparecidos, veo que no pierden el tiempo, jajajajaja
- jajajajajaja
- ...

- Vamos, los dos, vayan a la terraza, es hora de jugar, o sino, mejor vayan al segundo piso, están armando turnos para usar el cuerto de fernando. jajajajaja


Dios, la fiesta estaba en su hora. Fuimos a la terraza y Ricky me llevaba de la mano a todos lados, me sentía una colegiala fresa. Hicimos un tour por el segundo piso, para ver lo de los cuartos aunque, claro, más me excitaba la idea de volver a otro baño. Nos sentamos en el suelo, a la entrada del pasillo para poder ver a todos agarrando y metiéndose mano. Se abrió la puerta del baño que estaba junto de donde nos sentamos, y salió un chico. Era alto, con una espalda enorme, unos lentes preciosos, una barba a mal crecer, y unos jeans desgastados que parecían haber sido concebidos especialmente para él y sus piernazas. O sea, el pata estaba fuerteeeee!!!!
No pude evitar decir para mis adentros: memojooo!!, y lo miré, mientras Ricky acurrucaba su cabeza en mi hombro. Él nos miró y se sonrió de medio lado. Se fue a donde estaban los otros gays pugnando por entrar al cuarto. Ricky se estaba quedando dormido, puesto que ya eran las 5. Y le dije si quería ir a la sala, para dormir un rato en los muebles. Nos fuimos, nos echamos. Y después yo me fuí a la cocina por agua, estaba entrando al pasillo de la sala, y se abrió la puerta del baño, esta vez del baño del primer piso, y salió el fornido. Y yo con mi vasito de agua y mi cara de sonsazo.
- Me invitas tu agua?
- Claro.
- Has venido solo?
- ehh... sí. y tú?
- Claro, también. No quieres acompañarme.
- Ya pues.
- Vamos a a la sala...
- No ,- dije, pensando en que Kike estaba allá- vamos al baño.
- Ya

Entramos al baño, nuevamente a oscuras. Lo besé, toqué su entrepierna, lo abracé fuerte, el metió su lengua en mi boca y tuvimos sexo como dos bestias salvajes, como dos animales en celo, jadeando, estirándonos,inundándonos, moviéndonos frenéticamente y besándonos como si en realidad quisiéramos destrozarnos las vidas. Fue demasiado hardcore.

Terminado todo, lo besé de nuevo, me eché un poco de agua en la cara, y salí del baño dejando al fornido terminando de arreglarse. Caminé a la sala pero ya no estaba Ricky. Regresé sobre mis pasos y entré al living y me choqué con el pequeño Ricky, me tomó de la mano y me dijo:
- Dónde estabas?
- En el baño.
- te sientes mal...
- No, sólo un poco mareado...

En ese preciso instante sale el fornido del baño y se me acerca, toma mi mano y me deja su tarjeta y me da un piquito fugaz y me dice: llámame.
Yo pedí que el mundo me tragara. No podía creer que eso había pasado en una sola noche, por mis ojos pasó un slide de todo lo que había hecho, las escenas dulces con Ricky, y el hardcore sex con el fornido, y volví a la realidad. Ricky ya no estaba. Lo busqué en la terraza, no estaba. Me detuve y pensé en qué le podría decir. No se me ocurrió nada.
Salí de la casa, estaba amaneciendo, tomé un taxi. Sentí algo en mi mano y miré. Era la tarjeta del fornido. Rolando, decía. Estaba su teléfono.
Mierda, dije, y la guardé.

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Mr. eMe